El Garabato, 1, Sevilla mayo 1979, s.p.
[…] Basta con ser artista para ser artista... que se quemen las bibliotecas, que los ataúdes se conviertan en museos, que los museos sean vida y que esa vida llene los ataúdes. El mural, el bastidor, la tela, el marco existen... luego pienso... luego no soy artista; el concepto, la idea, el tiempo, la realidad no existen... luego no pienso... luego soy artista. Duchamp ¿es artista? Es artista quien hace arte. ¿Qué hace Dadá?... Cincuenta rublas de propina para quien encuentre la manera de explicarnos Dadá... Dadá ha existido siempre. La Santa Virgen fue dadaísta. Dadá nunca tiene razón... El arte ha existido siempre. ¡Ciudadanos, compañeros, señoras y señores, desconfiad de las imitaciones! Los imitadores de Dadá quieren presentar a Dadá en una forma artística que nunca ha tenido. Los artistas quieren presentar el arte de una forma dadaísta que siempre ha tenido iCiodadanos, desconfiad de aquellos artistas que presentan el arte de una' forma artística que nunca ha tenido! El pensamiento, se hace en la boca, la palabra es anterior al pensamiento; la pintura se hace en el cuadro, la pintura crea materia para el arte, la pintura crea realidad. ¿Tan pobre es la pintura para que no pueda crear pintura? Pintura, Dictadura, Revolución, Realidad, Velázquez era nuestro ideal. Y este sentimiento era tan fuerte y escribíamos sobre nuestras banderas del arte la palabra acción con un color tanto más rojo cuanto, en lugar de la victoria esperada, nos llegaban una tras otra las noticias de la derrota. Llevamos el arte a la sepultura. y después, la nada, el vacío […] ( Joan Sureda, de «DADA-ANTI DADA (READY MADES) » sobre textos, entre otros de Macel Duchamp, Tristan Tzara y Adolf Hitler)