Acta/Artis. Estudis d’art modern. 2. Universitat de Barcelona. 2014.págs. 125-139.
Ciriaco María Sancha y Hervás, cardenal del título de San Pietro in Montorio, murió en Toledo poco más de cinco años antes de que el regionalista y católico El Castellano, su periódico, comentase con ciertos reparos los actos celebrados en la ciudad castellana para conmemorar el tercer centenario de la muerte del Greco. Era un tiempo en el que, como anuncia el bisemanal, la cismática y opresora Inglaterra sufría los embates de la católica Irlanda en pro de su independencia, se tomaba carga y pasajeros para el vapor Venezia, que salía directo desde Almería para Providencia y Nueva York, y en el que en Madrid se había creado una junta nacional para la ardua empresa de «sacarnos los cuartos para sacar a su vez de apuros» a don Benito Pérez Galdós. Los actos conmemorativos se sustanciaron en conferencías, sesiones académicas, lecturas, conciertos en la plaza de toros, procesiones cívicas, funerales en la catedral en los que se escuchó el réquiem de Mozart, y una exposición de obras del Greco con 127 fotografías y 20 obras originales del gran pintor, además de libros y documentos. El tercer centenario no fue escaso ni poco relevante en la primavera toledana de 1914, año en cuyo 8 de junio, en Sarajevo, fueron asesinados el archiduque Francisco Fernando -heredero al trono del Imperio austrohúngaro- y su esposa Sofía Chotek. Con todo, en la primera página del periódico castellano de 15 de abril quien firma Z. especulaba con acento crítico sobre las celebraciones: ¿Qué ha hecho Toledo para honrar al Greco? Casi nada. La cantidad recogida en la suscripción ha sido insignificante. El entusiasmo, más insignificante todavía. ¿Quiénes han asistido a las Conferencias en las que se ha estudiado la obra del Greco ? Unas pocas personas amantes de la cultura, pero no el pueblo toledano. ¿Y a los funerales? ¿Y a la sesión académica? ¿Ya la procesión Cívica ?¿Y a la fiesta literaria? Pues, con honrosas excepciones, el público que está dispuesto a ir a todas partes donde hay cosas curiosas; ese público que va a ver una cabalgata en tiempo de ferias, y que pasa con gusto una noche en el teatro... si tiene las codiciadas papeletas de ingreso. Z. concluía su reflexión reconociendo que era inútil fingir entusiasmos que no se sienten y que los toledanos eran los primeros sorprendidos de que hubiesen tantos extranjeros que se gastasen el dinero en venir a ver cuadros viejos y ruinas históricas: «¿Cuántos son los toledanos», se preguntaba, «que han ido expresamente a la iglesia de Santo Tomé a ver el Entierro del Condede Orgaz». Cien años después de que Z. discurriera en el periódico toledano sobre el tercer centenario, abordamos el análisis de una de las exposiciones que han recordado el cuarto centenario: El Griego de Toledo: pintor de lo visibley lo invisible, eje fundamental de la conmemoración según Gregorio Marañón y Bertrán de Lis. En 2014, el presupuesto de las celebraciones organizadas por la mencionada fundación, integrada por los Ministerios de Educación, Cultura y Deporte y de Hacienda y Administraciones Públicas, la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, el Ayuntamiento de Toledo y la Diputación Provincial de Toledo, no fue insignificante -30 millones de euros-lo cual permitió que los actos […]. (Joan Sureda, de «El Griego de Toledo: pintor de lo visible y de lo invisible»).