Huera, C. (coord.); Milicua, J. (asesor), Historia del arte. Enciclopedia temática Planeta. Barcelona: Planeta,1974. págs. 146-167.
La escultura monumental es una escultura atemporal o sujeta al tiempo simbólico, puesto que apenas relata hechos contemporáneos al artista, si no es para entenderlos alegóricamente; sin embargo, su lectura implica la inclusión del tiempo del espectador, ya que presenta un aspecto dinámico condicionado por la distribución de las escenas. La escultura varía de escala cuando toma como soporte los capiteles, que, tanto en los claustros como en el interior de la iglesia, sin olvidar la fachada, ofrecen la mayor superficie hábil para el desarrollo de la labra escultórica . El volumen troncopiramidal que se interpone entre las arcuaciones y las columnas, por tanto elemento arquitectónico fundamental, fue utilizado en la época románica para narrar escenas bíblicas, episodios de la vida de los santos y de la vida cotidiana, simbólicas luchas entre el hombre y los animales, o, simplemente, para desarrollar una decoración vegetal o geométrica (entrelazos, zigzags, puntas de sierra, billetes, ajedrezados, etc.), que en ocasiones aparecía también en las bases y, ya más raramente, en los fustes de las columnas. Desde un punto de vista estilístico, las formas escultóricas del románico no responden a un criterio uniforme: en ellas puede apreciarse desde el realismo heredado del arte tardorromano hasta la estilización abstrabcionista de raíz celta. Sin embargo, ni aun en las obras de voluntad realista la figura humana se concibe con las proporciones de la estética clásica, ni toma la realidad como modelo[…]. (Joan Sureda, de «El llamado estilo románico».