Artes y Civilizaciones. Orígenes. África.América.Asia.Oceanía. Barcelona: Lunwerg. 2006. (Joan sureda, director). págs.11-15
Si por una parte el interés de Woermann en el estudio del arte de todos los pueblos se centra en lo académico ( en este sentido se plantea, por ejemplo, si en el proceso de retroceder la cuna del arte hasta los pueblos aborígenes y primitivos, porqué hemos de suponer que los animales están “eliminados para siempre del paraíso terrenal de la creación [artística] y fruición de lo bello”) , por otra es consecuencia del hecho de que el arte de los “pueblos primitivos, el de los remotos pueblos de color civilizados y el del Islam […]es un arte que está enlazado y emparentado de mil modos con nuestro propio arte”. Ese aceptar que el arte del “otro” existe en tanto guarda relación con el “nuestro”, que también lo arguye de una manera más matizada Émile Mâle en su introducción a la Nouvelle Historie Universelle de l’ Art publicada bajo la dirección de Marcel Aubert (1932), estará durante décadas presente en las percepciones occidentales de las artes “no occidentales” o, dicho de otra manera, la consideración de que existe el arte africano porque existe Picasso, aún está en el fondo de celebrados textos y exposicionen. La transformación geoestratégica, económica y cultural del mundo derivada de la Segunda Guerra Mundial y de los acontecimientos sociales y políticos de la segunda mitad de siglo XX ha creado nuevos escenarios de descubrimientos, encuentros y relaciones mutuas de muy diversa índole entre culturas y civilizaciones, en las que el concepto de canon occidental no ha estado ausente.En las tres últimas décadas del siglo XX y los primeros años del siglo XXI, los avances de la arqueología, la antropología, los estudios visuales y la propia historia del artes, las cada vez más numerosa publicaciones, las exposiciones y en definitiva unas mejores herramientas de estudio que han propiciado la búsqueda de metodologías propias y adecuadas para cada caso, han marcado un importante cambio en el estudio, percepción y recepción de las culturas artísticas de las distintas civilizaciones y por tanto en su propia definición, Los límites tradicionales derivados de la supuesta supremacía del canon occidental ha quedado casi desterrada y frente a ella ha prevalecido el reconocimiento de la diferencia en tanto que valor del otro, sea quienes seamos nosotros y sean quienes sean los otros […].( Joan Sureda, de «La diversidad como valor universal»)