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«Presentación»

Lafuente Ferrari, E., Breve historia de la pintura española. Madrid: Akal/Arte y Estética, 1987, págs. I-V.

La Breve Historia de la Pintura Española fue para todos nosotros, la generación que empezó a pisar las aulas universitarias a finales de los años sesenta , un texto a la vez deseado e inasequible, un texto que, tras haberlo consultado en la Biblioteca de turno sólo nos quedaba la esperanza de que un día de suerte lo encontrásemos como si de una mágica aparición se tratara en los estantes o en las pilas de cualquier librería de viejo. Sobre su autor, Enrique Lafuente Ferrari, pesaba sin embargo, un cierto silencio; la historia del arte oficial no le reconocía abiertamente como el gran maestro español contemporáneo de tal disciplina. A pesar de ello, lo cierto es que Lafuente con su discurso de ingreso en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (La fundamentación y los problemas de la Historia del Arte ) había sido, y ha sido hasta hace poco, la fuente única e inagotable de la mayoría de las memorias de aquellos que aspiraban a sentar cátedra de Historia del Arte en la Universidad. La generación de Lafuente fue aquella que nació cuando España se puso sola, sin Imperio. ante el espejo. El año del desastre, 1898, fue también el del nacimiento del historiador madrileño y de algunos que, al correr del tiempo engrosarían la generación del 27. Con año y medio, el pequeño Enrique viajó·a Filipinas y Extremo Oriente. siguiendo el trabajo de arquitecto de su padre, que lo fue en Shangai. Aún hace pocos meses, a don Enrique [permitasenos este tratamiento) le venían a la memoria en su casi imposible «travelling» los recuerdos de aquel viaje, especialmente los que ahora, al cabo de los años, identificaba con Colombo, Singapur y con el azul del mar de Barcelona. Su infancia y su juventud no fueron fáciles. La tradición familiar le impulsaba hacia la carrera militar y como mal menor, después de estudiar bachillerato en el Cardenal Cisneros, hacía la de Derecho. Pudo más, sin embargo, su vocación por las letras, aunque la Universidad le llegó a defraudar […].( Joan Sureda, de «Presentación»).

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