Planeta, Barcelona, 2006 (Vol. I. Sureda, J.; Fortea Pérez, F.J.; Martí Oliver, B.; López Grande, M.J.; Anati, E.)
¿ Existía el arte antes que el hombre definiese lo que es y lo que no es arte? Por supuesto que si, si entendemos que la definición de un ente, un objeto o una cosa presupone la existencia de ese ente, ese objeto o esa cosa. Hoy difícilmente separamos conceptos como “objeto artístico” y “objeto estético” que etimológicamente se refieren a cuestiones distintas, lo fabricado adecuadamente y lo bello, respectivamente, pero que a lo largo de la historia se han demostrado interdependientes. El “objeto estético” ( el termino “estético” proviene del griego aisthetikós, es decir de lo percibido por los sentidos, aunque la estética en tanto que ciencia del conocimiento sensible no fue definida hasta el siglo XVIII por el filósofo alemán Alexander Gottlieb Baumgarten ) gratifica a quien lo crea y a quien lo usa o lo contempla con un placer desinteresado pero necesario: el placer de lo bello, lo hermoso, de aquello cuya apreciación descansa, en principio, en bases subjetivas. Etimológicamente, el vocablo “artístico” proviene del griego téchne , es decir de la habilidad manual particular y notoria para hacer algo, y más directamente de la palabra latina ars que significa la capacidad o el talento del ser humano de producir algo, de fabricar objetos, de acuerdo con ciertos métodos y modelos. De ese “buen hacer”, de la utilización de la técnica adecuada para conseguir los fines pretendidos, se deriva que el objeto fabricado sea útil. Y para Platón si una cosa, un acto o un conocimiento es útil o conveniente es, a la vez, bueno y bello.Las hojas de laurel bifacies, las hachas ovales, los relieves, grabados o pinturas sobre rocas representando yeguas, , mamuts, bisontes, manos o, sencillamente, signos lineales del Paleolítico, las vasijas de cerámica cardial, los vasos antropomorfos pintados o las llamadas “diosas-madre” neolíticas ¿ son objetos fabricados con habilidad? ¿ son objetos útiles? ¿ son obras de arte? ¿ son artefactos bellos? Son aquello que desde su descubrimiento o su reconocimiento diferenciado cada momento histórico y cultural han creído que eran, al igual que son eso los relieves egipcios tallados en la roca en los templos de Karnak en Tebas, los zigurats elamitas de Heftete en Susa o los relieves vidriados de Babilonia. El cazar, el recolectar, el enfrentarse con la naturaleza, el socializar las relaciones entre individuos son acciones y actuaciones que se asocian a algunos animales y a todos los fósiles de nuestra propia línea evolutiva desde que se produjo la separación con la línea del chimpancé o, en otras palabras, a todas las especies que caminaron de forma erguida desde el llamado Toumai de hace 7 millones de años hasta el Homo Sapiens Sapiens, que es nuestra especie. A lo largo de esos millones de años las diversas especies de homínidos, que forman un complejo árbol evolutivo que se completa y a la vez varía a tenor de los continuos descubrimientos de la paleontología, se fueron adaptando a los cambios climáticos de la Tierra para finalizar sucumbiendo y extinguiéndose. De hace unos 2, 5 millones de años data el primer ejemplar de la especie “homo” cuyo relativo desarrollo de la capacidad cerebral le permitió empezar a manipular la piedra ( percusión indiscriminada sobre cantos) en beneficio propio ( romper huesos, descarnar y trocear animales), aunque fue 1 millón o más de años después cuando el llamado Homo Habilis y con mayor perfección en la talla el Homo Ergaster , fueron capaces de fabricar objetos adaptados a su uso, es decir, de fabricar artefactos, como las hachas de manos bifaciales, con aristas y puntas aún poco precisas pero eficaces, con lo que los griegos llamaron técnica y los romanos –y nosotros- arte. Fabricaba, pero no tan sólo hacía esto. La aparición, probablemente desde el Homo Habilis de un sistema nervioso morfológica y funcionalmente complejo permitió la emersión de un conjunto de habilidades intersubjetivas como el reconocimiento facial (desarrollo neocortical) , la comunicación pre-verbal entre madre y cria ( desarrollo de la corteza orbitofrontal) y , entre otras, la capacidad de reconocimiento y distinción de formas y, consecuentemente, de imitación producto del llamado "aparejamiento kinéstesico-visual", es decir, de la conexión entre sistema motor y sistema visual. De ahí que el “homo” no sólo fabricase cosas sino que empezó a seleccionar y recoger objetos de la naturaleza, objetos que probablemente les atraían por sus formas y su capacidad de aludir a otras realidades ( caso de algunos fósiles como los dientes de animales) o por su cromatismo ( caso de los minerales de color intenso como el ocre).A todo ello , en época reciente, hace tan sólo unos 35000 o 40000 años, el Homo Sapiens Sapiens, la única especie de “homo” que existe en el planeta , la única que ha sido y es consciente de su saber, la que en relativo poco lapsus de tiempo ha sido capaz de pintar los bisontes de la cueva de Altamira, levantar las pirámides funerarias de Gizeh, esculpir los frisos del Partenón y construir el Guggenheim de Bilbao, ha hecho que el arte, en un principio era algo necesario para adecuar los medios del hacer o los fines de la utilidad – de las múltiples utilidades-, fuese gratificante para los individuos que poseen la facultad de crear arte y para los que poseen la lucidez de utilizarlo o contemplarlo. (Joan Sureda, «Hacer con arte»).