Barcelona: Planeta, 1997 ( Blasco, C.Sureda, J.)
«[Prólogo]», págs. 7-8; «Los griegos en Iberia», págs. 118-124; «El espíritu del arte prehistórico y protohistórico (1)», págs. 125-146; «Las imágenes del arte prehistórico y protohistórico», págs. 147-358; «El espíritu del arte prehistórico y protohistórico (2)», págs. 359-376; «Historias y fabulaciones de milenios sin historia», págs. 377-400; «Los hechos de la prehistoria y de las primeras civilizaciones», págs. 401-430; «Los lugares de la prehistoria y de las primeras civilizaciones», págs. 431-441; Blasco, M. C.; Sureda, J., «Bibliografía», págs. 442-443. .............................................................................................................................................................. En todas las épocas los pueblos han querido saber de sus orígenes, pero la historia se ha preservado siempre de las miradas furtivas que intentan columbrar aquello que se esconde más allá del límite de lo que parece ser lícito conocer. El ser humano ha pretendido descubrir el verdadero rostro de los orígenes cubriéndolo con velos: el de la mitología, el de la religión, el de la leyenda, el de la ciencia...y, a veces también, ultrajando su carne momia.Fuera de aquellas ocasiones en que se ha violentado la sequedad del pasado y se ha destruido el nitro que lo cubría, ninguna época ha desconfiado que esos velos le acercaban a la verdad cuando seguramente le han ido alejando de ella al hacerla cada vez más opaca e infranqueable.La angustia de conocer el «de dónde se viene» y la necesidad de creerlo noble ha podido más que la exigencia de descubrirlo tal cual: «Todas las naciones han deseado ser tenidas por descendientes de aquellos Patriarcas mas distinguidos de la Escritura, de quienes pudiesen tomar origen cierto, y esclarecido- escribía en 1760 el presbítero Miguel Pérez Pastor en su Disertación sobre el Dios Endovellico, y noticia de otras Deidades gentilicias de la España Antigua- . Nosotros, siempre creímos, sin más examen que la tradición, y algunos aparentes fundamentos de los Escritores, haber sido Tubal el primer poblador de nuestra España. Esta opinión comúnmente recibida por los naturales, no tiene mas apoyo mirada de cerca que una equivoca expresión, que se registra en Josefo […] (de Joan Sureda, Prólogo)